Alrededor del 50% al 65% de nuestro peso corporal total es agua, y si esta proporción disminuye de ciertos límites, podés llegar a estados de deshidratación, lo cual podría poner en peligro tu salud como deportista.
Los principales signos de deshidratación son:
Cansancio
Calambres
Fatiga
Orina escasa
Vómito
Piel seca
Taquicardia
Debilidad
Globos oculares hundidos
Cualquier tipo de actividad física provoca la eliminación de cierta cantidad de agua y electrolitos, cuya cantidad varía en función de las condiciones fisiológicas individuales, tipo de deporte, condiciones ambientales, género, entre otros. Del mismo modo, un estado de deshidratación disminuye el rendimiento deportivo y puede poner en riesgo la salud de la persona.
En la mayoría de deportes de larga duración, es habitual una pérdida de peso de un 3% a 6%, que repercutirá en el rendimiento deportivo. Los efectos de un 6% de deshidratación podrían mejorarse con estrategias dietético-nutricionales específicas e individualizadas y permitir únicamente un 2% a 3% de deshidratación, que afectará a la eficiencia metabólica pero no tendrá riesgo para la salud.
Para que mantengás una buena hidratación durante la práctica de actividad física, se utilizan bebidas isotónicas.
Cuyos objetivos principales deben ser hidratar y evitar la deshidratación durante la actividad deportiva, además:
Aportar sales minerales (sobre todo Na 0.5-0.7 g/L, Cl y P)
Aportar hidratos de carbono y aumentar la absorción de agua mediante la combinación de sales minerales y azúcares.
Por esto, es importante que aportés correctos protocolos de hidratación antes, durante y después de la actividad física.
Todo estos datos son de manera generalizada, cada quien tiene necesidades diferentes. Y en definitiva, una buena hidratación puede evitar los riesgos a los que te exponés como deportista y conseguir mejores resultados y rendimiento durante la práctica de la actividad física.
Dra. Josette Madrigal R. Nutricionista
*Copywriting para formato blog realizado por TBS Marketing, Paula Núñez Aguilar