Ejercicio físico: una herramienta eficaz para prevenir el cáncer de próstata
- Paula Núñez
- Dec 4
- 2 min read
El cáncer de próstata es el tipo de cáncer más diagnosticado en hombres y una de las principales causas de muerte por cáncer masculino.
Aunque los factores genéticos y la edad influyen en su aparición, cada vez existen más evidencias científicas que destacan el papel del ejercicio físico regular como estrategia preventiva.
¿Por qué el ejercicio ayuda a prevenir el cáncer de próstata?
El ejercicio actúa sobre varios mecanismos biológicos que reducen el riesgo de desarrollar esta enfermedad:
Regulación hormonal
La actividad física mantiene niveles equilibrados de testosterona e insulina, hormonas que, en exceso, pueden favorecer la proliferación de células prostáticas anormales.
Disminución de la inflamación crónica
El movimiento reduce marcadores inflamatorios sistémicos (como la proteína C reactiva), lo cual contribuye a un entorno celular menos propenso al crecimiento tumoral.
Mejora del sistema inmunológico
Un cuerpo activo responde mejor ante mutaciones celulares, facilitando la detección y eliminación temprana de células potencialmente malignas.
Control del peso corporal y metabolismo
El sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de cáncer de próstata avanzado. El ejercicio mejora la sensibilidad a la insulina y promueve un metabolismo más saludable.
Por lo tanto, las guías internacionales, como las de la American Cancer Society, recomiendan:
Ejercicio aeróbico moderado (caminar rápido, nadar, andar en bicicleta) al menos 150 minutos por semana, o 75 minutos de actividad intensa.
Entrenamiento de fuerza 2 o 3 veces por semana, para mejorar la masa muscular y la salud metabólica.
Incorporar también actividades de flexibilidad y relajación, como yoga o estiramientos, para reducir el estrés y mejorar la circulación.
Además, diversos estudios muestran que los hombres diagnosticados con cáncer de próstata que mantienen una rutina de ejercicio presentan mejor calidad de vida, menos fatiga y menor progresión de la enfermedad.
Asimismo, el ejercicio puede ayudar a contrarrestar los efectos secundarios de la terapia hormonal o la radioterapia.
El ejercicio no solo fortalece el cuerpo, sino que también protege la salud prostática y reduce el riesgo de cáncer. Adoptar un estilo de vida activo, acompañado de una dieta equilibrada y controles médicos regulares, es una de las decisiones más poderosas que un hombre puede tomar para cuidar su salud a largo plazo.
Contar con un espacio adecuado para ejercitarse, con asesoría profesional y diferentes opciones de entrenamiento, facilita mantener la constancia y adoptar el ejercicio como parte de la rutina. Un programa que combine trabajo aeróbico, fuerza y actividades de movilidad puede ser un aliado importante en la prevención y en el acompañamiento de la salud masculina.
Tamara Carmiol
Coach Gold's Gym Irazú
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